Entre los pacientes que sostuvieron
charlas más tempranas con sus médicos sobre el cuidado en la etapa final de la
vida, se observó mucho menos probabilidad de que recibieran cuidado agresivo y
más probabilidad de que recibieran cuidado para enfermos terminales
Los pacientes con cáncer avanzado
que hablaron con sus médicos sobre su cuidado durante sus últimos días de vida
en etapas más tempranas de la enfermedad, recibieron un cuidado menos agresivo
en su último mes de vida y tuvieron una probabilidad menor de usar servicios
para enfermos terminales, según indican los resultados de un nuevo estudio. Los
autores del estudio explicaron que este tipo de conversaciones entre los
pacientes y sus médicos en etapas tempranas de la enfermedad ayuda a asegurar
un cuidado más acorde con las preferencias de los pacientes. Sin embargo, los
autores determinaron que, en promedio, estas conversaciones se dieron
aproximadamente 1 mes antes de que muriera el paciente.
El estudio fue publicado en línea el
13 de noviembre en el Journal of Clinical Oncology (JCO).
Aun cuando algunos pacientes
probablemente deseen tener un cuidado agresivo al final de su vida, "la
mayoría de los pacientes que reconocen que su cáncer es terminal prefieren
tener un cuidado menos agresivo", dijo en un comunicado de prensa la
investigadora principal del estudio, doctora Jennifer Mack, del Instituto
Oncológico Dana-Farber.
La Sociedad Americana de Oncología
Clínica y otros grupos recomiendan que
se comience a hablar del cuidado paliativo y
del cuidado en la etapa final de la vida poco después de conocerse el
diagnóstico de cáncer avanzado en un paciente. Varios estudios han determinado
que a menudo tales conversaciones entre médicos y pacientes con cáncer avanzado
se retrasan hasta tarde en la vida de un paciente, si es que se llega a hablar
de estos temas.
Por ejemplo, según un estudio previo realizado por la doctora Mack y sus colegas, los
oncólogos sostuvieron conversaciones sobre el cuidado en la etapa final de la
vida con solo un cuarto de sus pacientes y, cuando lo hicieron, a menudo fue en
el hospital durante los períodos de cuidado agudo.
En el nuevo estudio, los
investigadores analizaron las entrevistas con pacientes (o sus representantes)
y los expedientes médicos de más de 1 200 pacientes con cáncer de pulmón o
colorrectal en estadio terminal, incluidas las instrucciones para reanimación y
los programas para enfermos terminales. Todos los pacientes que
participaron en el estudio vivieron al menos 1 mes después de que se les
diagnosticara la enfermedad y participaron en el Consorcio de Vigilancia e Investigación de Resultados del Cuidado
Oncológico
financiado por el NCI.
Casi la mitad de los pacientes tuvieron al menos una forma de cuidado agresivo durante el último mes de vida. Dieciséis por ciento recibió quimioterapia en las últimas 2 semanas de vida; 40 por ciento recibió cuidado agudo en el hospital durante los últimos 30 días de vida; y 6 por ciento fue tratado en la unidad de cuidados intensivos en los últimos 30 días de vida.
Casi la mitad de los pacientes tuvieron al menos una forma de cuidado agresivo durante el último mes de vida. Dieciséis por ciento recibió quimioterapia en las últimas 2 semanas de vida; 40 por ciento recibió cuidado agudo en el hospital durante los últimos 30 días de vida; y 6 por ciento fue tratado en la unidad de cuidados intensivos en los últimos 30 días de vida.
La mayoría de los pacientes que
reconocen que su cáncer es terminal quieren recibir un cuidado menos agresivo.
—Dra. Jennifer Mack
—Dra. Jennifer Mack
Sin embargo, entre los pacientes que
sostuvieron conversaciones más tempranas con sus médicos sobre el cuidado en la
etapa final de la vida, se observó mucho menos probabilidad de que recibieran
cuidado agresivo y más probabilidad de que recibieran cuidado para enfermos
terminales.
Los resultados "en verdad
resaltan la necesidad de hacer mucho más para resolver este problema de larga
data", dijo la doctora Ann O'Mara, directora de programa en la División de Prevención del Cáncer del NCI, quien dirige el
programa de investigación de cuidados para enfermos terminales.
En una entrevista publicada en abril de 2012 en el Boletín del
Instituto Nacional del Cáncer del NCI, el doctor Thomas Smith, director de
cuidados paliativos del Centro Oncológico Integral Sidney Kimmel de Johns
Hopkins, señaló que las conversaciones sobre el cuidado paliativo deberían
comenzar poco después del diagnóstico, incluso en casos de pacientes que no
tienen un cáncer terminal. Sin embargo, dijo, estas charlas son particularmente
importantes para los pacientes con un cáncer incurable.
"La mayoría de los oncólogos
optan por no hablar de cosas como programas para enfermos terminales, órdenes de no reanimar e instrucciones médicas por adelantado hasta cuando se agoten las opciones
de quimioterapia", dijo. "De esa manera evitamos una conversación
difícil, pero no hacemos lo suficiente para preparar al paciente o a su familia
para enfrentar lo que viene".
Un cuidado menos agresivo durante la
etapa final de la vida puede claramente beneficiar a los pacientes y a sus
familias, comentó la doctora Mack.
El cuidado agresivo en la etapa
final de la vida ha estado asociado a un mayor riesgo de depresión entre las
personas a cargo del cuidado del paciente después de que éste ha fallecido,
explicó. Y para los pacientes, un cuidado menos agresivo puede significar
"una mejor calidad de vida en sus últimos días, pues el cuidado se centra
más en el manejo de los síntomas y a menudo los pacientes pueden ser atendidos en sus
hogares", dijo.
Ahora que varios estudios (por
ejemplo aquí y aquí) han documentado que el cuidado paliativo temprano puede
mejorar la calidad de vida y, en algunos casos, podría aumentar la
supervivencia, la doctora O'Mara opina que este es el momento oportuno para
realizar "un estudio de las intervenciones que examine el tiempo y la
frecuencia de las conversaciones entre médico y paciente y el impacto de dichas
conversaciones tanto en los pacientes como en las familias", en particular
en lo concerniente a las decisiones sobre el cuidado y su efecto psicosocial en los familiares y personas a cargo del cuidado del
paciente.
—Carmen
Phillips
Esta investigación fue respaldada por
subvenciones de los Institutos Nacionales de la Salud
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