La medicina romana era esencialmente griega, pero los romanos hicieron tres contribuciones fundamentales:
1) Los hospitales militares,
2) El saneamiento ambiental, y
3) La legislación de la práctica y de la enseñanza médica.
1) Los hospitales militares o valetudinaria
se desarrollaron como respuesta a una necesidad impuesta por el
crecimiento progresivo de la República y del Imperio. Al principio,
cuando las batallas se libraban en las cercanías de Roma, los enfermos y
heridos se transportaban a la ciudad y ahí eran atendidos en las casas
de los patricios; cuando las acciones empezaron a ocurrir más lejos,
sobre todo cuando la expansión territorial sacó a las legiones romanas
de Italia, el problema de la atención a los heridos se resolvió creando
un espacio especialmente dedicado a ellos dentro del campo militar. La
arquitectura de los valetudinaria era siempre la misma: un corredor
central e hileras a ambos lados de pequeñas salas, cada una con
capacidad para 4 o 5 personas Estos hospitales fueron las primeras
instituciones diseñadas para atender heridos y enfermos; los hospitales
civiles se desarrollaron hasta el siglo IV d.C., y fueron producto de la
piedad cristiana.
2) El saneamiento ambiental se desarrolló muy temprano en Roma, gracias a las obras de la cloaca máxima, un sistema de drenaje que se vaciaba en el río Tíber y que data del siglo VI a.C. En la Ley de las Doce Tablas (450 a.C.) se prohiben los entierros dentro de los límites de la ciudad, se recuerda a los ediles su responsabilidad en la limpieza de las calles y en la distribución del agua. El aporte de agua se hacía por medio de 14 grandes acueductos que proporcionaban más de 1 000 millones de litros de agua al día, y la distribución a fuentes, cisternas y a casas particulares era excelente, pero en los barrios menos opulentos no tan buena.
El agua se usaba para beber y para los baños, una institución pública muy popular y casi gratuita; también se colectaba el agua de la lluvia, que se usaba para preparar medicinas. En general, las condiciones de higiene ambiental en Roma eran tan buenas como podía esperarse de un pueblo que desconocía por completo la existencia de los microbios.
2) El saneamiento ambiental se desarrolló muy temprano en Roma, gracias a las obras de la cloaca máxima, un sistema de drenaje que se vaciaba en el río Tíber y que data del siglo VI a.C. En la Ley de las Doce Tablas (450 a.C.) se prohiben los entierros dentro de los límites de la ciudad, se recuerda a los ediles su responsabilidad en la limpieza de las calles y en la distribución del agua. El aporte de agua se hacía por medio de 14 grandes acueductos que proporcionaban más de 1 000 millones de litros de agua al día, y la distribución a fuentes, cisternas y a casas particulares era excelente, pero en los barrios menos opulentos no tan buena.
El agua se usaba para beber y para los baños, una institución pública muy popular y casi gratuita; también se colectaba el agua de la lluvia, que se usaba para preparar medicinas. En general, las condiciones de higiene ambiental en Roma eran tan buenas como podía esperarse de un pueblo que desconocía por completo la existencia de los microbios.
3) Durante la República
la mayoría de los médicos eran esclavos o griegos, o sea, sujetos en
una posición subordinada, pero en el Imperio (ca. 120 d.C.) Julio César concedió la ciudadanía a todos lo que ejercieran la medicina en Roma.
Además, se estableció un servicio médico público, en el que la ciudad contrataba a uno o más médicos (archiatri)
y les proporcionaba local e instrumentos para que atendieran en forma
gratuita a cualquier persona que solicitara su ayuda. Los salarios de
estos profesionales los fijaban los consejeros municipales. También se
organizó el servicio médico de la casa imperial, y muchos de los
patricios retenían en forma particular a uno o más médicos para que
atendieran a sus familias. Con el tiempo también se legisló que la
elección de un médico al servicio público debería ser aprobada por otros
siete miembros de ese servicio. Las plazas eran muy solicitadas porque
los titulares estaban exentos de pagar impuestos y de servir en el
ejército. El gobierno los estimulaba a que tomaran estudiantes, por lo
que podían recibir ingresos adicionales.
Entre
los médicos griegos y romanos que ejercían en el Imperio se distinguían
cuatro sectas o escuelas, basadas en sus diferentes posturas
filosóficas, teóricas y prácticas:
1) Los dogmáticos
reconocían como su fundador a Herófilo, aprobaban el estudio de la
anatomía por medio de las disecciones, consideraban que las teorías
sobre las causas de la enfermedad eran la esencia del la medicina
(desequilibrio de los elementos, de los humores del pneuma; migración de
la sangre a los vasos que llevan el pneuma; bloqueo de los canales del
cuerpo por "átomos"' etc.).
Sus
enemigos los caracterizaban como más "habladores" que "hacedores", y
decían que pasaban más tiempo discutiendo que viendo al paciente. Los
dogmáticos decían que la confirmación de sus doctrinas se encontraba en
el Corpus Hipocraticum y que el mismo Hipócrates había sido un
dogmático.
2) Los empíricos
nombraban a Erasístrato como su antecesor y se oponían a las
disecciones porque rechazaban la importancia de la anatomía en la
medicina. Su postura era que no deberían buscarse las causas de las
enfermedades, porque las inmediatas eran obvias y las oscuras eran
imposibles de establecer; por lo tanto, la comprensión de cosas como el
pulso, la digestión o la respiración era inútil.
Lo más importante en medicina era la experiencia personal del médico con su paciente, y lo que debía hacer es recoger los síntomas y tratarlos uno a uno usando los remedios que ya se habían demostrado efectivos en el pasado. Al igual que los dogmáticos, los empíricos alegaban que Hipócrates y el Corpus Hipocraticum estaban de su lado.
Lo más importante en medicina era la experiencia personal del médico con su paciente, y lo que debía hacer es recoger los síntomas y tratarlos uno a uno usando los remedios que ya se habían demostrado efectivos en el pasado. Al igual que los dogmáticos, los empíricos alegaban que Hipócrates y el Corpus Hipocraticum estaban de su lado.
3) Los metodistas
también rechazaban todas las hipótesis y teorías sobre las causas de la
enfermedad, pero en cambio sostenían que sólo había unas cuantas
circunstancias que eran comunes a muchas enfermedades, que debían ser
manejadas principalmente por medio de dietas. Naturalmente, estaban
convencidos de que Hipócrates y toda su escuela habían sido
esencialmente metodistas.
4) Los neumatistas
eran inicialmente dogmáticos pero se separaron de esa secta porque
consideraron que la sustancia fundamental de la vida era el pneuma y que
la causa única de las enfermedades eran sus trastornos en el organismo,
desencadenados por un desequilibrio de los humores.
Éste era el panorama del ejercicio de la medicina en Roma cuando apareció Galeno.
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