50 centavos más por paquete equivaldrían a tres millones de no fumadores más y a 200,000 vidas salvadas para 2085
Un aumento de
cincuenta centavos en los impuestos sobre los cigarrillos en EE. UU.
tendría un gran impacto sobre la salud pública, aunque los beneficios
para la cartera nacional son menos claros, muestran unos nuevos cálculos
del la Oficina de Presupuestos del Congreso (CBO) de EE. UU.
En un informe que aparece en la edición del 29 de noviembre de la revista New England Journal of Medicine,
la CBO estimó que un aumento marcado como ese en los impuestos
federales sobre los cigarrillos resultaría en más de tres millones de no
fumadores adicionales para 2085, al animar a más gente a abandonar el
hábito o al evitar que potenciales fumadores adopten el tabaquismo.
Y
esos tres millones incluyen a aproximadamente a 200,000 personas que de
otra forma habrán muerto antes de ese año, según la CBO, que realiza
análisis independientes de temas fiscales para el Congreso.
Varios
estudios ya han mostrado correlaciones entre los precios del tabaco y
la propensión a fumar de las personas. Mientras más cuesta, menos
probable es que las personas inicien el nocivo hábito.
La CBO usó
esa investigación para calcular de qué forma un aumento en el impuesto
federal de 50 centavos por cigarrillos (frente a 1.01 dólares
actualmente) podría afectar la salud y la longevidad de la gente.
"No
hay duda de que sería efectivo, y este informe lo confirma", aseguró el
Dr. Michael Siegel, profesor de ciencias de la salud comunitaria de la
Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston, quien estudia las
políticas de control del tabaco.
Los impuestos sobre los cigarrillos "son, de hecho, tan efectivos que la gente viviría más", aseguró Siegel.
Los
efectos sobre el presupuesto federal están menos claros. A corto plazo,
según la CBO, el descenso en el número de fumadores significaría unos
costos de atención de salud más bajos. El gobierno federal gastaría 730
millones de dólares menos entre 2013 y 2021.
Pero más adelante
(hasta 2085, el último año estudiado), el gasto federal sería mayor que
de otra forma. Toda esa gente adicional que llegue a la vejez implicaría
mayores gastos en Seguro Social y Medicare.
Pero al final,
habría un pequeño beneficio económico, calculó la CBO. Cuando la oficina
tomó en cuenta los ingresos por el impuesto sobre los cigarrillos, hubo
una pequeña reducción proyectada en el déficit federal, equivalente a
un 0.023 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2035.
Para poner ese descenso en perspectiva, la CBO estima que el déficit superará el 7 por ciento del PIB en 2035.
El
informe de la CBO añadió que por supuesto "las consecuencias para el
presupuesto federal son solo un factor que los legisladores deben tomar
en cuenta al desarrollar políticas para fomentar la salud".
Siegel
se mostró más franco. Afirmó que sería "perverso" preocuparse sobre
cómo alargar más vidas afectaría el balance federal. "La idea de que
debemos basar la política de salud en esto es completamente
inapropiada", enfatizó.
Siegel no cuestionó el trabajo de la CBO,
pero se mostró en desacuerdo con la idea de que los legisladores usen
las cifras para tomar una decisión respecto a los impuestos sobre los
cigarrillos. Cualquier cosa que ayude a los estadounidenses a vivir
hasta una edad respetable conlleva un mayor gasto en Seguridad Social y
otros programas para los adultos mayores, anotó.
"Si nos
inclinamos a ese rumbo, contradiría cualquier intervención de salud que
alargue la vida de las personas más allá de los 65 años", señaló Siegel.
Actualmente,
el gobierno de EE. UU. gasta alrededor de un billón de dólares al año
en atención de salud, según la CBO. Si hay un aumento de 50 centavos en
el impuesto sobre los cigarrillos a partir del año próximo, el gasto
federal se reduciría en la primera década, sobre todo a través de unos
costos más bajos de Medicaid (el programa de seguro de salud para los
pobres) y Medicare, reportó la CBO.
El gobierno también
percibiría más de 40 mil millones de dólares en ingresos hasta 2021, a
partir del impuesto sobre los cigarrillos y de unas personas más sanas
que permanecen en la fuerza laboral más tiempo, anotaron.
Para Siegel, el problema real es qué hacer con el dinero generado por un aumento en los impuestos sobre los cigarrillos.
"Hace
mucho que planteo que esos ingresos se deben usar para campañas
antitabaco y para tratar las enfermedades relacionadas con fumar",
comentó Siegel.
Pero el aumento más reciente en los impuestos
federales sobre el tabaco se usó para expandir el Programa Estatal de
Seguro de los Niños (SCHIP). Siegel afirmó que esto es "inapropiado", y
dijo que la solvencia del programa no debe depender de la continuación
de la adicción a fumar de los estadounidenses.
Todos los estados
del país también tienen sus propios impuestos sobre los cigarrillos, y
ese dinero se dirige a proyectos variados, desde construir carreteras
hasta la financiación de la educación.
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