A veces una torcedura leve ocurre simplemente al perder el equilibrio, se siente dolor que desaparece rápidamente y se sigue caminando sin problemas. Sin embargo otras veces la torcedura puede ser más grave, tal vez se inflame el tobillo, o puede doler tanto que sea imposible poner peso sobre el mismo. En el caso que la torcedura es más grave, a veces se siente como un "ruido seco" en el momento en que ocurrió la lesión.
Una torcedura ocurre cuando se estiran o se desgarran uno o más ligamentos del exterior del tobillo. Si no se trata adecuadamente, puede llegar a convertirse en un problema crónico.
Es posible que ocurra una torcedura cuando los dedos están en contacto con la superficie y el talón elevado (flexión plantar). Esta posición estira los ligamentos y los coloca en posición vulnerable. Un golpe rápido, como por ejemplo al caer sobre una superficie despareja puede hacer que el tobillo se tuerza hacia adentro (inversión). Cuando esto sucede se pueden lesionar uno, dos o tres ligamentos del tobillo.
Dígale al doctor que es lo que estaba haciendo cuando se produjo la torcedura. El médico lo examinará y tal vez le recomiende tomarse una radiografía para estar seguro que no hay ninguna fractura de hueso. Según la cantidad de ligamentos lesionados, las torcedura se pueden clasificar en Grado I, II o III.
Si trata de manera adecuada, se podrá evitar que se convierta en dolor crónico o que cause inestabilidad. En caso de torcedura Grado I, siga las instrucciones de descanso, hielo, vendaje de compresión y elevación.
- Descanse, no utilice el tobillo
- Coloque hielo para evitar la hinchazón
- Coloque vendas de compresión para inmovilizar y darle apoyo a la lesión
- Eleve, durante 48 horas, el tobillo sobre el nivel del corazón
Una torcedura de Grado III puede resultar en la inestabilidad permanente del tobillo. Son pocas las veces en que se necesita cirugía para reparar el daño, especialmente en atletas competitivos. En caso de torceduras graves, el médico tal vez le coloque una bota especial de yeso durante 2-3 semanas, o una hecha de plástico removible. Para aquellas personas propensas a torceduras tal vez sea necesaria la reparación quirúrgica de los ligamentos.
- Fase I: descansar, reducir la hinchazón, y proteger el tobillo lesionado. Progresa mente apoyando el tobillo y al mismo tiempo protegiéndolo puede favorecer la recuperación.
- Fase II: recuperar la flexibilidad, movimiento y fuerza del tobillo.
- Fase III: volver gradualmente a sus actividades regulares y ejercicios de mantenimiento, seguido por deportes más activos como el tenis, el baloncesto o el fútbol.
Es importante completar el programa de rehabilitación ya que así disminuirá la posibilidad de lastimarse nuevamente, en caso de no completar el programa podría sufrir dolores crónicos, inestabilidad y artritis en el tobillo. Si su tobillo continua dolorido, puede ser que el/los ligamentos lesionados no se hayan curado, o que hubiese otra lesión.
Para prevenir futuras torceduras ponga atención a su cuerpo y disminuya el nivel de actividades al sentir dolor, fatiga y manténgase en buen estado físico con un buen equilibrio muscular, así como flexibilidad y fuerza de los tejidos blandos.
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